Empezó a garabatear letras casi sin darse cuenta que lo hacía, quizá en algún momento simplemente se animó. Tenía un deseo interno fuerte por hacerlo, y sintió que podía decir algunas cosas. Así abordó cómo tratar la agresión y violencia en las personas en situación de trabajo. Hoy sus textos versan, sobre el amor, la envidia, vivencias y experiencias cotidianas. Por supuesto, no puede negar que le hubiera encantado ser futbolista, pero no era para él eso. En su destino están los golpes y caricias de la vida, tiempos amargos y dulces, como los sabores del arte de escribir.
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